¿Ha habido en la historia cinco PSOEs? Sí y no, aunque por algo Juan Carlos Girauta, que militó en el PSC en los años ochenta y conoce bien la realidad del partido y su historia, ha dividido La verdadera historia del PSOE (Buenas Letras) en cinco partes: la Restauración, la Segunda República y la Guerra Civil, el régimen de Franco, Felipe yZapatero.
Aún es pronto para saber si esta última diferenciación entre la etapa 1982-1996 y la etapa 2000-2010 (y lo que dure) tiene auténtica dimensión histórica, pero lo cierto es que con el actual secretario general y presidente del Gobierno "las ideas dejaron de ser importantes y se impuso un marketing político básico y sentimental de eslóganes y gestos, así como una infundada convicción de superioridad moral, basada en la ignorancia de su pasado y en la paradójica exigencia de memoria".
Así que muchos destinatarios de esta obra serán también socialistas que no han tenido tiempo hasta ahora más que para digerir las píldoras propagandísticas que difunde su partido sobre sí mismo. Girauta nos lleva de la mano desde la reunión de 1879 en Casa Labra, lugar cercano a la Puerta del Sol donde nació el PSOE y todavía se degusta un extraordinario bacalao, hasta prácticamente la última remodelación del consejo de ministros.
Y nos abre los ojos. Por ejemplo, queda claro que el PSOE no ha tenido inconveniente en convivir con la violencia si ésta era útil para sus fines. Pablo Iglesiasamenazó de muerte a Antonio Maura, quien sufrió pocos días después un atentado en Barcelona que el Congreso de los Diputados condenó... pero Pablo Iglesias no. Fue en 1910 y consta en el Diario de Sesiones.
Durante la Guerra Civil, dos destacados miembros del partido fueron también destacados chequistas, comoAgapito García Atadell y Ángel Galarza. Que no actuaban al margen del partido. Las hazañas del primero (se calcula en torno a ochocientas personas torturadas o asesinadas) las jaleaba El Socialista, y el segundo fue convertido en ministro de la Gobernación porFrancisco Largo Caballero.
Otro elemento que se desprende de esta historia es que la "firmeza" autoproclamada tampoco es tanta. El mismoLargo Caballero que presumía de ser considerado "el Lenin español" fue elegido como representante de la UGT en el Consejo de Estado de la dictadura de Miguel Primo de Rivera.
O el mismo Felipe González que en 1979 forzaría al PSOE al abandono del marxismo, se producía de la siguiente forma en el Congreso de Suresnes de 1974, el de su ascenso y laminación de los viejos rostros: "Se puede ser coyunturalmente aliado para realizar esa labor del pacto de la democracia, pero siempre teniendo presente que después va a ser la burguesía el irreconciliable enemigo de clase". Marx lo habría firmado a gusto.
El exilio y el interior
Ese periodo entre el final de la guerra y la muerte deFranco es de los más interesantes del libro, por ser menos conocido. El PCE llevó la voz cantante de la oposición y el PSOE no despegó hasta los últimos años del régimen, entre otras cosas porque tuvo en algunos momentos serios problemas de infiltración policial. Girauta recuerda el caso deMiguel Ángel Martínez, que en 1946 llegó a codirigir en partido en el interior y "sospechosamente" salía exonerado de la redadas.
Lo más moderno lo tenemos más fresco, y si no, ahí está Felipe González para volver a poner al hilo de la actualidad los GAL, cuya investigación, recuerda el autor, dio un giro cuando un juez convertido en político, Juan Alberto Belloch, le cerró el grifo de los fondos reservados a los inculpados de abajo. Estas páginas nos sirven para recordar también la sucesión de casos de corrupción que ensuciaron la anterior etapa socialista, y también la olvidada victoria de Josep Borrell (55%) sobre Joaquín Almunia (44,58%) para una renovación postfelipista que frustró el aparato felipista derrotado en las primarias.
Por algo Borrell fue, junto con Pasqual Maragall, de los pocos apoyos con los que contóZapatero cuando puso patas arriba el congreso extraordinario que le llevó a La Moncloa cuando "una engrasada y experta maquinaria de agit-prop socialista que llevaba más de dos años de rodaje" (Irak, Prestige, Yak-42, y ataques violentos a dirigentes y sedes del PP ante los que el PSOE reaccionaba con insólita tibieza) aprovechó la masacre para tumbar la segura victoria de Mariano Rajoy.
El final de la convivencia en paz
En el resumen de Girauta de estos años es interesante su observación de que, ya antes de llegar al Gobierno, la política de oposición de Zapatero había logrado que "la convivencia se [quebrase] en España, llegando a envenenarse, por primera vez en muchos años, las relaciones privadas -de trabajo, de amistad- por razones de opinión política".
Ya en el poder es obvio que se ha esforzado por continuar en esa vía, de tal forma que, leyendo estas páginas, se saca la conclusión de que, adaptado a los tiempos, el PSOE deZapatero ha vuelto a ciertas esencias (las de Pablo Iglesias con Maura o la mismaMargarita Nelken con José Calvo Sotelo) que en poco favorecen el futuro de los españoles.